jueves, 30 de agosto de 2012

LAS BESTIAS

El espacio Pata de ganso siempre tiene en su programación alguna pieza de danza. Esta vez, lo que puede experimentar el espectador desde las butacas, es una propuesta que ofrece un grupo exclusivamente masculino dirigido por David Señoran.
Lo que abordan coreográficamente -a nivel temático- tiene que ver con una especie de indagación del mundo masculino. Allí se desarrolla un doble juego entre la construcción del hombre en su proceso de crecer y madurar, como el camino que lo lleva a ‘hacerse hombre’ en tanto ‘macho’.
En esta línea se propone la idea de bestia y los intentos de domesticación que van aparejados con la consumación de la cultura en el recorrido de la sociedad. Desde este lugar, el grupo se pregunta: “¿Es posible amansar los sueños y que lo que creemos sea domado?”.
En un escenario despejado e iluminado ténuemente, un conjunto de personas parece estar a la espera de algo. Delante de ellos, destacado por la luz y la desnudez total de su cuerpo, un joven recostado en el suelo. Sus movimientos son torpes, tímidos, como si intentara levantarse y no lo consiguiera.
El grupo restante está compuesto por hombres que llevan un vestuario que los diferencia del personaje desnudo. Por la calidad de movimientos, la primera distinción que surge entre ellos es en relación a las divisiones genéricas, aunque aquí tomadas desde un pusto de vista más energético. El grupo realiza movimientos asociados a lo masculino, y el joven desnudo, de cadencia más suave y delicada (a lo que podría sumarse el corte de pelo a lo Prince –figura sexualmente ambigua del mundo de la música-), se podría asimilar con lo femenino.
En el transcurso de la puesta se dan diferentes relaciones en el grupo masculino que, de manera mimética, encarnan movimientos equinos. Por su andar, sus expresiones sonoras, sus formas corporales, parecen claramente un tropel de caballos salvajes.También pueden asimilarse sus zapateos a los pasos del folklore argentino.
Incluso hay una escena de doma donde vincular todas esas representaciones de caballos con paisajes pampeanos y rurales. De esta manera se puede ver frenada un poco la posibilidad de imaginar más libremente lo que sería una bestia, con todas sus connotaciones, en la forma, en lo corporal y en lo coreográfico, al circunscribir lo bestial al caballo. Pero obviamente esto es respetable, es una elección del director.
Intercalado con estas escenas más rupestres, donde unas bestias algo estilizadas y seductoras representan su número de salvajismo y danza, se realizan unas secuencias coreográficas que parecen estar ahí para recordar que se trata de danza contemporánea. Un diseño de movimientos que ejecutan todos al unísono (lo hacen pero no con exactitud) y que parece estar colocado allí como un instante para divertir o conformar a un potencial espectardor que fuera a ver danza contemporánea y no le bastara con el trabajo corporal que componen los bailarines.
La pieza tiene un despliegue interesante e intenso escenificado en esa búsqueda que oscila entre la forma, la expresión y la mímesis (entendiéndose esta última como imitación de un referente exterior).
Toda la propuesta se desarrolla con unas luces muy sugestivas en un espacio recreado por esta iluminación y los cuerpos que le dan forma.
Finalmente entendemos que el joven desnudo es un potrillo que acaba de nacer y lucha por pararse en el mundo, ayudado por el resto de la manada que lo introduce lentamente en la vida adulta, en ser un caballo, un hombre.
Un discurso planteado desde el movimiento, sobre un crecer masculino que no se doblega.

Qué: Las bestias
Quién: Intérpretes: Alegre Bartoli, Alfredo Oscar Farias, Matías Furio, Martín Gil, Jhonatan Gonzalez, Nahuel Leopoldo Ledesma, David Muriel, boris pereyra, Mauro Poledo, Andres Avendaño Suarez, Matias Tello, Nahuel Valenzuela.- Actores reemplazo: Nicolas Baroni, Martín Gomez Sastre.- Diseño de luces: David Seiras.- Fotografía: Mariel Vélez.- Asistencia de dirección: Virginia Rossi.- Dirección: David Señoran.-
Dónde: ESPACIO CULTURAL PATA DE GANSO Zelaya 3122.-  48620209
Cuándo: Sábado - 21:00 hs - Hasta el 27/10/2012

sábado, 25 de agosto de 2012

AZÚCAR


En un espacio cuya construcción puede resultar medio confusa para la dramaturgia (aunque quizás todo forma parte de la misma confusión), dos personajes aparecen en escena ejecutando una serie de movimientos que podrían referenciarse con el contact.
Los actores cuentan cada uno con un instrumento sólido e interesante. Son apreciados en el ambiente teatral por sus actuaciones. No así, en la acción de encarar un trabajo más corporal, cercano a una puesta de danza, como es el caso de Azúcar. Sin embargo, se desenvuelven con bastante soltura.
La pieza toma como punto de inicio para su desarrollo a la diabetes como enfermedad. Presentada como un drama coreográfico, es una propuesta que fluctúa en su dinámica y atención, con una dramaturgia un poco débil y una dirección acorde.
Tal vez no importan los vínculos que guarde la propuesta con la realidad. Si son ciertos los síntomas que trabajan de la enfermedad, o si es verdad aquello que los dos intérpretes padecen, si tienen una historia compartida, si están representando o simplemente mostrándose ellos mismos en el relato de su propia vida escenificada con una mirada estética.
Los protagonistas se ven íntegros en lo que hacen, jugados, con el cuerpo dispuesto y presente en la escena.
Pero el relato oscila en picos y naufragios, sin sostenerse con solidez.
Si se pusiera en juego lo que se percibe por fuera, más allá de las construcciones específicas de la dramaturgia y puesta en escena, se podría hablar de la soledad.
El que padece una enfermedad la vive completamente solo. Por más apoyo que tenga, por más que intente compartir sus más profundas vivencias. El estado de dolor (aunque sea solamente psíquico) de una enfermedad es tan solitario e imposible de compartir como la muerte.
Esa sensación de vacío y soledad, sí estaba muy presente en los cuerpos, en la atmósfera casi patética que conformaban la pobre escenografía y la bordeante desesperación de los dos buenos actores.

Qué: Azúcar
Quién: Autoría: Celia Argüello Rena, Nahuel Cano, Diego Echegoyen, Macarena Orueta.- Intérpretes: Nahuel Cano, Diego Echegoyen.- Escenografía y Diseño de luces: Julieta Potenze.- Música: Fernando Tur.- Fotografía: Juan Antonio Papagnni.-Diseño gráfico: Leandro Ibarra.- Asistencia de dirección: Macarena Orueta.- Dirección: Celia Argüello Rena.-
Dónde: ABRANCANCHA.- Martínez Rosas 941. Timbre 3
Cuándo: Viernes - 21:00 hs - Hasta el 14/09/2012.-  Sábado - 20:00 hs - 25/08/2012

jueves, 16 de agosto de 2012

TALLER GRATUITO DE DANZATERAPIA

 
YERBAL 79 - CIUDAD DE BUENOS AIRES  
CONFIRMAR ASISTENCIA  
3979-5448
Aunque no sea un arte escénico, la danzaterapia nos abre a la improvisación y experimentación, permitiendo nuevas y personales creaciones que pueden -o no- ser trasladadas a un espacio escénico como espectáculo

miércoles, 8 de agosto de 2012

ESE LUGAR. ESTEREOSCÓPICA. LA CASA DEL DIABLO.


El Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín que dirige Mauricio Wainrot, volvió a presentar un programa compartido dirigido por coréografos contemporáneos, quienes proyectan su propia mirada sobre el espacio-tiempo de la danza.
Los invitados esta vez fueron Gabriela Prado, Ana Garat y Pablo Rotemberg. Cada uno de ellos construyó una coreografía diferente con el realmente maleable, flexible, abierto y dispuesto grupo de bailarines del Ballet.
Desde el juego con sombras de Ese lugar, a los movimientos de Estereoscópica, hasta la ruptura total de los cuerpos fríamente sexuados de La casa del diablo. Es sorprendente la ductilidad del grupo. La capacidad que tienen como intérpretes para ponerse al servicio de cualquier movimiento contemporáneo.
Del universo de la danza y estas tres puestas escénicas, pueden destacarse características particulares diferentes de cada una de ellas.
Ese lugar introdujo un juego de sombras interesante cuya proyección en el fondo del escenario construía un mundo de tamaños abruptos y opuestos. Desde lo más pequeño hasta lo gigante, las sombras bailaban casi fuera de los cuerpos que las movían. La plasticidad de las sombras creaba una imagen que captaba la mirada y disparaba el imaginario hacia mundos de sueños o pesadillas. Una pena que no haya sido más explotada....
“Nada en la naturaleza tiene un contorno definido. Toda imagen se observa frente a otra y cada límite se desvanece de manera tan sutil que no puede distinguirse dónde termina uno y comienza otro...” señala Ana Garat,  directora de Estereoscópica, una propuesta cuyo vestuario daba cuenta de las distorsiones de volúmenes y multiplicación de la materia de todo aquello que hay en la naturaleza. Vestuarios que fueron escenografía y danza, ampliando los ámbitos donde se cuela la coreografía del movimiento.
Finalmente, como postre, La casa del diablo de Pablo Rotemberg. El director presentó la propuesta francamente más jugada de las tres. Con todo lo posmoderno revuelto hasta casi ‘desposmodernizarse’, los cuerpos vacíos de amor pero ansiosos de sexo. Acá se podía disfrutar de algo casi visceral, pleno de pasión, aunque simultáneamente envuelto en una soledad angustiante.
Esa contraposición de sentimientos ambiguos, así como los movimientos maquinales de los cuerpos en celo, trasvestidos, destrozados de saltar furiosamente contra el piso, golpeados, lograban despertar al espectador que hubiera caído en alguna modorra teatral. Una pieza cargada de metáforas de movimiento, atravesada por el abandono más allá de toda relación de género.
Y escuchar a un bailarín susurrar una canción de desengaño con la voz quebrada, resultó el cierre ideal para terminar con tanta histeria.
Pablo Rotemberg le da el toque de pimienta a la escena.

Qué y Quién: Ese lugar: Vestuario: Eliana Kuris Dick, Julieta Harca.-  Escenografía: Alicia Leloutre.- Iluminación: Alejandro Le Roux.- Música original: Pablo Bronzini.- Coreografía: Gabriela Prado.-
Estereoscópica: Idea: Pilar Beamonte, Ana Garat.- Vestuario: Pilar Beamonte
Iluminación: Alejandro Le Roux.- Música original: Martín Ferres.- Coreografía: Ana Garat.-
La casa del diablo:  Vestuario y Escenografía: Gabriela A. Fernández. Iluminación: Alejandro Le Roux.- Edición de sonido y Arreglos musicales: Jorge Grela.- Asistencia coreográfica: Leonardo Gatto, Josefina Gorostiza, Valeria Polorena.- Asistencia de vestuario: Estefanía Bonessa.- Dirección: Pablo Rotemberg.-
Dónde: TEATRO SAN MARTIN Av. Corrientes 1530.- Teléfonos: 0800-333-5254 ó 4371-0111/18.- Web: http://www.teatrosanmartin.com.ar
Cuándo: Domingo - 17:00 hs.- Viernes y Sábado - 20:30 hs.- Jueves - 14:00 hs.-

martes, 7 de agosto de 2012

LA LENGUA (HABLA SIN PALABRAS)


Entre la luz y las sombras, una imagen. Vale más que muchas palabras que cualquier lengua pueda pronunciar.
Desde la quietud, el movimiento, un ovillo que empieza a correr para dejar ver lo que hay detrás, debajo, entre la piel, escrito en la desnudez del cuerpo.
La danza se arma desde un lugar, sino filosófico, con toda seguridad poético.
Esta pieza en particular, tiene un formato de unipersonal. Unipersonal danzado, danza biográfica, coreografía novelada de una bailarina.
Entre los juegos de luces y sombras, se proyectan espacios de la mente, entramados que son como una red donde el cuerpo se introduce, juega, dispara la imaginación creativa y creadora del espectador. Un entramado que se impulsa desde la escena y construye un puente de sensaciones, sentires y sentidos hacia el público.
Leticia Mazur se entrega. Baila con el oído atento a su cuerpo, a las corrientes subterráneas que lo mueven y movilizan. Alternación de movimientos lentos y explosivos que se suceden como una respiración entrecortada, sostenida.
Su cuerpo casi sutil se sacude, dibuja líneas, expresa. Es un cuerpo vivo donde el rostro habla tanto como las manos, el pecho o los pies. Un cuerpo que se esconde para hablar en voz alta, que parece huir de los músculos tensos de un salto, del esqueleto centrado en un equilibrio de la danza. Un cuerpo que se desdobla en sombras y brilla en la búsqueda de la luz.
La lengua lame el escenario con suavidad y aspereza, histérica, calma, histriónica. La lengua asoma una punta afuera en un extremo. En el otro es un órgano bien arraigado en el cuerpo.

Qué: La lengua
Quién: Autoría, Dirección general e Interpretación: Leticia Mazur.- Vestuario: Maria Gonzalez.- Diseño de luces y espacio : Alicia Leloutre, Matías Sendón.- Realización de vestuario: Ana Paula Méndez.- Música: Manuel Schaller, Alejandro Terán.- Fotografía: Sebastián Arpesella.- Diseño gráfico: Pablo Sternbach.- Asistencia de escenario: Sebastián Francia, Leandro Orellano.- Prensa: Pintos Gamboa.- Producción: Laura Mazur.-Colaboración creativa: Rafael Ferro, Inés Rampoldi.- Supervisión dramatúrgica: Elisa Carricajo.- Co-Dirección: Elisa Carricajo, Barbara Hang.-
Dónde: ESPACIO CALLEJÓN Humahuaca 3759.- Teléfonos: 4862-1167.- Web: http://espaciocallejon.blogspot.com/
Cuándo: Viernes - 23:00 hs