lunes, 6 de marzo de 2017

LOS VIAJES DE SARMIENTO


El escenario muestra al fondo, en la diagonal izquierda, un espacio cuya escenografía está compuesta por instrumentos y una piedra grande colgada de una estructura, donde Ezequiel Abregú, el hombre que musicaliza y diseña el sonido, hace sus maravillas. Desde ahí la mirada puede continuar su camino hasta Florencia Bergallo, Cecilia Blanco, Eugenia Roces y Marina Sarmiento, las cuatro mujeres que componen el resto de esta puesta humana, con sus cuerpos, voces y energía, al frente del escenario.
Desde lo visual, el grupo de mujeres genera múltiples imágenes. Son fieras antropófagas, caníbales. También son nuestras mujeres originarias del continente americano, indias, incas, aymaras, mapuches, onas, tehuelches, siux, wichis. Son feroces vickingas, son yeguas, manada, bacantes, tropel femenino.
La danza crea formas, sueños, fantasmas.
Las acciones a veces rozan lo escatológico, confundiéndose el ser primitivo y el ser grotesco del carnaval. Escupidas, eructos, besos se conjugan para decir algo que sale de las entrañas de la tierra. Toman relevancia estos líquidos del cuerpo, las funciones ocultas, los agujeros. Aparece en escena el cuerpo obsceno, el cuerpo soterrado, doblegado por la dominación y la cultura. Así como el cuerpo de la bailarina es dominado por la técnica dejando su naturaleza bajo capas y capas de entrenamiento. Apolo se desarma bajo la potencia  de Dioniso.
En esa puesta entre prehistórica y precolombina, lo gestual se manifiesta como danza tanto como lo gutural y vocal. Ellas cantan, gritan, lanzan sus puños de guerra y aceleran el pulso vital de la escena.
Una construcción de piedras vuelve a traer lo primitivo como parte de una dramaturgia que apela a los orígenes, como si fuera una forma de rescatar la potencia de acción de lo salvaje. Pero lo primitivo no aparece tanto como una contraposición a la cultura, en términos de Freud, sino en oposición positiva a la civilización que Sarmiento impuso a marca de yerra sobre las gentes.
Las mujeres van a los límites y exploran todas las posibilidades que se les ocurren con las piedras. Se las meten en la boca, juegan con la deformidad. Construyen y destruyen, las chocan. Crean música con las piedras de una manera genial que se combina con la sonoridad de la piedra que tiene detrás el músico. Una consistencia sonora espectacular.
Arrojan las piedras y el polvo que desprenden forma pequeñas nubes que se esfuman. Derrumbe de la montaña de piedras. El halo las rodea, las envuelve. Sonidos de páramo. Lejanía, soledad.
En esos estados de caza o cortejo que se arman desde el movimiento de esta tribu femenina, cada intérprete despliega su potencial.

Se construye una obra de danza performática, en el sentido de performance como algo que “subraya la importancia del cuerpo y de la acción como factores esenciales en la interacción del hombre con el mundo” (Cornago Bernal, 2004). Los pasos de danza se cuelan estilizados entre los pasos cotidianos.
Todo está en escena en función de relatar de alguna manera la experiencia de esa “apropiación contemporánea y bastarda de los viajes que D. F Sarmiento realizó durante el siglo XIX” que hace la autora, Marina Sarmiento.
Por eso, la propuesta muestra lo bestial de las campañas de exterminio en nombre de la civilización, encarnado además, en cuerpos femeninos que resemantizan esa lucha en las demandas cotidianas y presentes por el lugar de la mujer, de lo femenino, en una sociedad patriarcal y machista.
Como conclusión, la dramaturgia despliega cierto desencanto frente a lo humano, nos lleva a pensar cuál será la construcción posible. Frente a una pieza plagada de instancias catárticas, dejar atragantada la respuesta, empuja a buscarla en el mundo, fuera de la ficción.

Qué: Los viajes de Sarmiento
Quién: Idea, Coreografía y Dirección: Marina Sarmiento.- Intérpretes: Florencia Bergallo, Cecilia Blanco, Eugenia Roces, Marina Sarmiento.- Iluminación: Gonzalo Córdova.- Diseño de vestuario: Belén Parra.- Música y Diseño sonoro: Ezequiel Abregú.- Fotografía: Marcos Crapa.- Diseño gráfico: Martín Molinaro.- Asistencia artística y Asesoramiento: Julieta Benedetto, Natalia Lerussi.- Coaching De Baile: Nicolás Delavanso.- Asistencia general: Julieta Benedetto, Eugenia Roces.- Asistente de sonido: Leandro Exequiel Sosa Redchuck.- Asistencia de dirección: Eugenia Roces.- Producción ejecutiva: Julieta Benedetto.- Producción general: Cooperativa Los Viajes De Sarmiento.- Dramaturgista: Ezequiel Steinman.- Colaboración coreográfica: Débora Diskin.-


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