sábado, 22 de julio de 2017

UNA DE VAMPIROS


El título de la pieza está señalando una posibilidad entre varias de contar una historia sobre vampiros. La temática, de largo recorrido en la narrativa literaria, cinematográfica y también televisiva, se despliega en esta experiencia desde un posible abordaje coreográfico.
La danza es realizada por tres intérpretes que se ponen en la piel de todo aquello a lo que el término ‘vampiro’ podría remitir. Imposible obviar que en esta tarea se encuentran capas y entramados que son producto de la búsqueda de la joven Josefina Gorostiza, coreógrafa y directora de la obra.
Nos encontramos en un espacio sumamente luminoso y, podríamos pensar, contrastante con el ambiente nocturno que aloja a los vampiros. Allí el inicio recibe al espectador con un texto que actúa como prólogo “La belleza se esconde en lugares inexistentes”. Como la idea no es construir algo solemne, inmediatamente se rompe el papel.
Las intérpretes son tres chicas vestidas con trajes negros que luego de presentarse se alejan melancólicas.
Todo es blanco alrededor, y las luces de tubo que dan el tono al espacio en general, contrasta con lo oscuro de un fondo cubierto de una pila de bolsas negras de consorcio. Sobre la claridad aparente de las cosas, se insinúa explícitamente la negrura.
Cada elemento tiene un sentido en la escena y de ese modo las chicas pueden transformarse en animales que acercan el imaginario de Batman a la platea mientras se cruzan con algunas ideas parafraseadas y señaladas por la puesta, como que “la tierra es madre de monstruos” o “los sueños de la razón producen bolsas”.
Está en acción el imaginario de la noche con una ligera alusión a las drogas, o a la abstinencia de ellas. También aparece el deseo de la juventud eterna que no importa a qué costo conseguir. Por eso vemos representado el erotismo o autoerotismo. La histeria. El deseo siempre esquivo y la insatisfacción eterna. Además de la violencia, la sangre, o la apropiación del otro incorporándolo, comiéndolo, absorbiéndolo. Y de esta manera, aparece otra alusión a la personalidad vampírica,  ‘chupa sangre’, a aquello que te quita la energía, la vida.
Entre esas capas múltiples que juegan con el imaginario del vampiro, sale a flote la suciedad, la ciudad abarrotada, despersonalizada y mugrienta que gota a gota exprime la vida de las personas. Y la soledad en la que se encuentra el individuo frente a una sociedad que es cada vez más vampírica, trátese del abandono del Estado o de la cultura progresivamente atrapada en la red del mercado.
Entre los tópicos románticos de la noche y los fantasmas, navegan estas tres vampiras parodiando una moda que continúa sosteniendo el postulado “soy moderna, soy eterna”, frente a un mundo que se derrumba.
Con una puesta por momentos cinematográfica que no deja de lado el humor que este tema también ofrece, la pieza propone finalmente reflexionar con “el dolor de la eternidad”.
Porque no hay nada que aleje tanto a las personas del compromiso con el presente como la idea de lo eterno. Y el infinito puede ser realmente insoportable.

Qué: Una de vampiros
Quién: Idea y Dirección: Josefina Gorostiza.- Intérpretes: Ana Gurbanov, Marina Rodriguez Levy, SOL.- Iluminación y Espacio escénico: Matías Sendón.- Realización de escenografía y Asistencia de iluminación: Leonardo Ruzzante.- Video y Fotografía: Ariel Feldman.- Comunicación: Carolina Castro.- Diseño gráfico: Pablo Pràmparo.- Asistencia de dirección: Agustina Barzola Würth.-
Dónde: EL BRÍO - ESPACIO DE INVESTIGACIÓN TEATRAL Av Alvarez Thomas 1582 Teléfonos: 4551 6213


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